La musicalidad que nos ofrecen las poesías provoca en los niños el deseo de escucharlas una y otra vez, de repetir algunos versos, frases o palabras que quedaron resonando en su memoria… Escuchar, recitar y/o inventar poesías moviliza emociones; favorece el desarrollo del lenguaje y la oralidad, el aprendizaje de nuevas palabras, como así también la imaginación y la creatividad.